viernes, 11 de abril de 2014

Salir de la Pereza.

¡Amores!
Cada Ser posee en sí mismo su Sabiduría, el motivo por el que realiza esta experiencia de vida, el motor que le impulsa a ponerse en marcha con ello y la suficiente capacidad para lograr sus propósitos.
Cuando revisamos textos, transmisiones orales, testimonios de diferentes personas a lo largo de la historia, encontramos un mensaje similar de parte de todos quienes ya poseían la Luz en su camino o bien la encontraron en su propio interior acorde a un trabajo personal y en una sola dirección para saber quiénes eran, de dónde venían, por qué y para qué debían estar.
El punto central de todo esto es que quien se percibe a sí mismo despierto nunca cuestionará su sueño, porque no existe ese planteo ya que no forma parte de su realidad. Por ejemplo, aunque parezca una comparación simple, a veces ante una situación que causa sorpresa la persona puede decirle a otra a modo de metáfora: -"¡Pellízcame!, A ver si esto es un sueño!"
¡Quién se cuestionaría el aire que lo abraza si queda claro que está vacío ante los ojos!
Sin embargo hay polvo, vapor, colores, sonidos...
Cuando se habla de un tiempo de estar despiertos para la humanidad, es porque se hace cada vez más extensiva la noción de que vivimos de algún modo una irrealidad. Para cerciorarnos acerca de qué tan cierto o no es
tal hecho, primero debemos sentir la pregunta en nuestro corazón, caso contrario estaremos buscando respuestas a una pregunta que jamás nos ha surgido.
Luego, si por fin aparecen las dudas que en general definimos como filosóficas, la necesidad de iniciar el camino de las propias verdades se hace una vocación sin barreras.
Una vez en esa línea de viaje a través de los múltiples canales que poseemos, tales como las ideas, los pensamientos, las inspiraciones, las conexiones con nuestro otro yo, las percepciones de los sentidos para contrastar; el registro de las emociones y las diversas dolencias físicas; deberemos estar atentos a todas las señales que -cual indicaciones en una ruta- nos irán alertando de los estados del camino.
Así encontraremos por ejemplo: tramo obstruido, carretera en reparación, cuidado con los pozos, sendero poco iluminado, desvío peligroso, cruce de vías y tanto otros porque así es nuestra vida y no solemos darnos cuenta: un mapa perfecto con múltiples posibilidades para recorrerlo y por lo general repetimos los mismos tramos defectuosos.
El que quiere despertar deja las sábanas, la almohada, se levanta de la cama, se despereza, se baña, se pone de pie aunque esté en una silla de ruedas o en una cama postrado. Aquello que se despierta es el Ser. El cuerpo físico es el medio por el cual la consciencia realiza su experiencia.
Aprovechar el tiempo que se nos ha dado para despertar es una decisión individual y puede que para muchos aún no haya llegado el momento de priorizar la importancia de tal evento. Quizá prefiera seguir atento a los sentidos, las fórmulas, las indicaciones y los consejos de quienes prometen luz sin siquiera haber sido una vela alguna vez.
Hay que estar atentos y sin intención.
Hay que observar sabiendo que la observación modifica lo observado.
Hay que vigilar los pensamientos.
Hay que poner el tiempo al servicio de nuestro propósito como humanos en lugar de ser parte de la mecánica de un reloj.
Tenemos una eternidad para repetir las lecciones hasta conseguir hallar la respuesta a cada pregunta que nos hemos hecho en el pasado, pero también tenemos la posibilidad de lograr despertar de una vez.
Con Amor,
Graciela Khristael 11/4/14
https://www.youtube.com/watch?v=ThKZ7zYTdyU

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