viernes, 23 de enero de 2015

Buscadores de sí mismos

¡Amores!
Suele aceptarse que quien busca encuentra...
¿Pero cómo puede encontrarse aquéllo que se escurre constantemente?
En algún momento, lo buscado debe permanecer quieto para poder alcanzarlo.
Ahora bien...
Nosotros creemos que somos los buscadores y no imaginamos que somos los buscados.
Practicamos la actividad del deseo y eso nos conduce a todas las confusiones.
Desear algo... ¡Cualquier cosa! -Un objeto, un afecto, un alimento, un título, lo que fuere... implica una energía puesta al servicio de la espera. La espera es en la mente: tiempo. El Tiempo es para nosotros una medida de duración sin expansión posible y en consecuencia la idea de la muerte acecha como devoradora de posibilidades.
Cuando nos serenamos y observamos este asunto sin que requiera poner al cuerpo en posiciones especiales ni practicar técnica alguna, recordamos que somos permanente movimiento mental y eso lo sabemos porque reconocemos que debe existir algo quieto para darnos cuenta de nuestra actividad, para tener un referente.
Eso quiere decir, que los escurridizos somos nosotros y que aquéllo quieto (experiencia luminosa, Dios, vacío, Amor) podría llegarnos.
Queremos alcanzar cosas que nunca han estado en sitio alguno, excepto en nuestros deseos y en medio de los pensamientos no existen siquiera pequeños pasadizos para el silencio.
Nuestra cabeza es como una biblioteca parlante,cuya información se encuentra encriptada para que pueda caber en un espacio físico tan limitado y las páginas de sus libros se abren y mueven sin cesar, a consecuencia de nuestro modo de construir el presente: sólo con los datos del pasado.
Nuestra consciencia desdoblada (percibiendo una conjugación de tiempos) ha perdido la capacidad de soltar día a día, instante a instante, las "células muertas" de las memorias y es la mente humana quien las retiene y por lo tanto es quien controla las riendas del carruaje que transporta nuestra vida.
Con Amor y Gratitud,
Graciela Khristael
www.facebook.com/oasisdelalmakhristael
Gracias por difundir mi tarea cotidiana de reflexión compartida por estos medios virtuales.



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