viernes, 21 de agosto de 2015

Un poco locos...

PUNTOS EN COMÚN


-¿Cuántas veces te has encontrado hablando contigo? Mientras caminas, cuando viajas, en tanto preparas una cena, haciendo una fila para pagar una cuenta, en el hospital… ¡En tantos sitios!
-¿Cuántas veces esa osadía de parecer desdoblado te ha hecho pensar: -¡Estoy loco!?
A veces, decirte a ti mismo lo que sientes, lo que piensas, lo que dudas, es menos locura que la farsa de hacer creer a los demás que está todo bien.
Dirás…-“Para eso están los psicólogos, los terapeutas holísticos, los médicos y todo el conjunto de profesionales que para ello han estudiado.”
Te respondería:-Ellos hacen su trabajo y tú contigo… ¡Haz el tuyo! Tómate de tus riendas, conduce tu carro, mírate bien, asómate al balcón de tus sueños. No todo en la vida es con arnés, bastones o manos que te sostienen. Los profesionales te ayudarán siempre, pero poco podrán hacer si primero no te tienes. Y si te tienes… ¡Vaya poder!

Hay mañanas como estas, quizá tan mías como tuyas:

-¡Hola yo!, ¿Cómo has estado?
-Bastante desconcertada por cierto. Doy vueltas desde la mañana tratando de encontrar el tiempo que se me escurre entre los dedos.
-Habla conmigo. Dime qué ocurre.
-Quizá todo a la vez.
-Separemos por partes, quizá eso ayude.
-¿Separar? ¿Más cosas para separar?
-Seamos sinceras, tú estás acostumbrada a ello: primero esto, luego aquello y al final lo otro.
-La vida es de ese modo.
-La vida no. La administración de la vida, en todo caso, sí.
-Es cierto. De acuerdo entonces, separo por partes… ¡No puedo! Siento como si hubiese colocado en una caja de mudanzas muchas cosas mezcladas y ya me preocupa el traslado de todas ellas porque ni siquiera sabré por dónde empezar al desempacar.
-La imagen es apropiada. Estás confundida.
-¡Vaya mi querida otro Yo! ¡Poco me ayudas! Confundida no es más que una palabra que denota cosas mezcladas.
-¡Ay mi querida Yo! Confusión es la palabra que resume tu caja de mudanzas.
-¡Es cierto! Pero sigo notando que el tiempo se escurre entre mis dedos y no aquieto mi ansiedad.
-¿A qué se debe el apuro?
-Tengo muchas cosas que hacer, emociones que me visitan, deseos de descansar, papeles que acomodar, cosas que escribir… ¡Ya sabes! ¡La caja!
-Ahora está más claro. Todo está en un sitio al menos. Mezclado, entreverado, pero puesto en un solo lugar. Haz podido identificar algunas partes y al menos sabes que están todas juntas.
-Volvemos al comienzo entonces. No siento que algo se haya aclarado.
-¡Ha sucedido porque todo está en una caja de mudanzas! Ahora bien… ¿Qué mundo se acabaría si acaso te mudaras ciertamente y la caja cayera al vacío?
-Supongo que mi mundo.
-¿Qué mundo? Sólo el que has creado con todas esas partes. Si te deshaces de ellas sin que una catástrofe te acontezca, te mudarás de mundo porque el viejo, el nuevo y el de cada día está hecho de tus percepciones.
-Mi querida otro Yo, ¿crees que podré hacerlo?
-Mi divina Yo, ¡Lo estás haciendo! Hay algo en ti que ya no vibra con tanta ansiedad. Quizá encontremos en un rato, la razón por la que tanta gente –a veces- habla consigo.
Gran inspiración, luego suspiro y decisión… ¡En voz alta!: 
-¡Qué fantástica locura!; me haré un té, me sentaré al sol (aunque esté nublado) y seguiré disfrutando del gran hallazgo de esta mañana:
-No es tan malo tener conversaciones conmigo, considerando que soy parte de la Fuente como todos, resultando que la razón por la que tanta gente habla consigo es porque muchas veces descubren que la paz entre su ser espiritual y aquel que experimenta la vida, está en hallar –por sobre todo- los puntos en común.
Postdata de la reflexión: 
Esto es sin imagen. Esto es tú contigo. Si quieres una  foto para este escrito: elígela tú (tendrá que ver con tu mudanza).
Graciela González / Khristael 

 11 de abril de 2013  Re-editado 21/08/2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario